ACNÉ

El acné es una enfermedad muy frecuente en nuestro medio, que constituye uno de los principales motivos de consulta en la práctica diaria.
Es un trastorno de la unidad pilosebácea, de origen multifactorial, cuya expresión clínica puede variar desde un acné leve, hasta una enfermedad sistémica fulminante.
Puede afectar cualquier grupo de edad, pero se ve con mayor frecuencia en adolescentes e individuos jóvenes.
Existen factores genéticos, raciales, y hormonales, que pueden favorecer el desarrollo del acné; al igual que el uso de cosméticos no adecuados.

Clínicamente, las lesiones del acné pueden dividirse en no inflamatorias e inflamatorias, en función de su aspecto.

 El acné no inflamatorio, se caracteriza por la formación de comedones abiertos (puntos negros) y cerrados (espinillas). El acné inflamatorio, se manifiesta como pápulas, pústulas, y nódulos de tamaño variable. Suele afectar típicamente zonas en que existen glándulas sebáceas bien desarrolladas, como la cara y la parte superior del tronco. En casos graves, es común la formación de cicatrices y fístulas, dándole un aspecto poco estético a la piel del paciente.
El tratamiento precoz es esencial para evitar las consecuencias estéticas negativas e irreversibles que puede generar sobre los pacientes. Es importante la elección del fármaco y la terapéutica adecuada para mejorar la piel, y aliviar la afectación psicosocial del individuo con acné.

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